A unas dos horas y media de Milan no podíamos dejar de visitarla, así que de nuevo en tren y con un buen hotelito al lado del Rialto: Hotel Al-Vagon, con la suerte de que nos dieron la mejor habitación que tenían porque la que nos tocaba no estaba preparada.
Al salir de la estación de tren el impacto es mayusculo, pasas de lo rutinario a una ciudad que parece un escenario de pelicula. Las gondolas, los vaporetos, los palacios, las mascaras, todo lo que siempre había oido lo tenia delante de mí...
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