lunes, 1 de octubre de 2012

Sri lanka: Mirissa y la Playa de Polhena Beach

19 de julio: MIRISSA
Desamo de nuevo en la guest y sin plan definido, solo mochila para ver los alrededores, pero a la salida, y como siempre ocurre en esta isla, se nos acerca un tuctuc que nos dice que conoce una playa sin olas donde se puede hacer snorkling, así que tras ajustar precio de i/v por 700 rp nos lleva a una playa súper tranquila, donde hay un arrecife de coral y un ambiente muy relajado. Parece una playa para gente local y se llama POLHENA BEACH. Disfrutamos de un buen rato de playa y vimos aun mas de cerca los fisherman en los palos pescando. Al meternos en el agua entendimos el porque de este tipo de pesca. Las manchas negras que creíamos que eran rocas, en realidad eran bancos de peces, cardúmenes que nadan e circulo y que te dejan hipnotizado al tenerlos a cm. Juanjo fue invitado a ver el arrecife y se fue con un local que después nos daría la coña hasta que le pagamos 200 rp (en Sri lanka si eres turista todo el mundo pretende ayudarte pero casi siempre es a cambio de algo) .
Volvimos de esta playa y tras comida y siesta por mi parte, Juanjo reanudo sus excursiones por la zona verde tras el pueblo y pudo descubrir el apareamiento de 2 lagartos monitores, ajenos a todo, en medio de un canal y que median mas de metro y medio.
Esta tarde negociamos con un tuctuc ir a una factoría de batic y eso nos permitió ver el interior con una vida súper tranquila, con paisajes llenos de arrozales y cocoteros. Los batic en este país nos son grandes obras de arte, pero...
Vuelta, cena otro pescado de roca aun mas enorme y a dormir.








 Este soy yo acercándome al banco de peces, algo totalmente alucinante

 Mientras tomaba el sol tuve la oportunidad de ver como cortaban un cocotero altísimo que ya no era productivo, según me dijeron claro. Me dio bastante pena...










 Nuestra habitación en el guest house en "primera linea de ola"





 Después de ver los batic y hacer alguna compra también nos paramos a ver un templo budista en mitad del campo. Lo cierto es que se respiraba una tranquilidad increíble.








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