Después de Siena cogimos un tren con destino a Pisa. Había que cambiar a mitad de trayecto y finalmente conseguimos llegar.
Pisa tiene poco que ver salvo el conjunto monumental de la Torre Inclinada, aunque parece una ciudad tranquila, de las que apetece pasear, con un mercado interesante.
Y del conjunto monumental... sin palabras. Es necesario verlo para creerte la inclinación de la torre, por muchos vídeos y fotos que se vean. Esta muy cuidado, mucho césped con una zona donde te dejan tumbarte, momento que aprovechamos para tomarnos un buen bocata. Se estaba realmente a gusto, no apetecía marcharse de allí, y mucha gente joven aprovecha para tomar el sol, relajados.
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