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lunes, 13 de octubre de 2014

Panama VIII y Fin: Islas de San Blas (Kuna Yala)--Isla Iguana


A la vuelta de Costa Rica (ver entradas de Costa Rica) ya nos quedaba la última parte del viaje: Islas de San Blas o Kuna Yala. En verdad, organizarlo fue lo más difícil porque salvo algunas agencias, no se encuentra información por ningún lado y la poca que te dan te hace pensar en desistir del intento. Es bastante caro, te cobran por una "choza" a precio de hotel **** y las condiciones no son aptas para escrupulosos, pero a cambio tienes la sensación de haber llegado casi al paraíso.
Nos recogieron a las 5,30 de la mañana en el hotel (dudábamos de que aparecieran...) y tras recoger y llenar el todo terreno con otros pasajeros (importante el sitio que coges en el coche!!!) nos llevaron a una zona nueva de Panamá donde hicimos el pago. La oficina estaba en un garaje y la atención pésima, la sensación más que de aventura era de trato de ganado. Y emprendimos el viaje en el todo terreno sin nada de equipaje al territorio Kuna ya ilusionados. El paisaje según nos aproximábamos era cada vez más impresionante, selva y mas selva y la carretera curvas y mas curvas, subidas y bajadas, dejándonos ver el las cimas la belleza de la jungla virgen. En el embarcadero de Carti, y digo embarcadero, nos esperaba una lancha para Isla Iguana. Salimos a través de un canal hasta llegar al caribe y desde allí a nuestra isla. Pensábamos que nos darían una choza colectiva, compartida con unas 12 personas que era lo que habiamos contratado, pero sin saber porque nos dieron una choza individual de dos "camas". Todo perfecto.
La isla una maravilla. Tuvimos tiempo de relajarnos, nadar, ver corales (está prácticamente rodeada de un anillo de coral) y disfrutar de aguas cristalinas con un tiempo fantástico.
La organización en la isla, el primer día, fue caótica, especialmente a la hora de comer. Teníamos compañía de un grupo de panameños jóvenes con ganas de marcha, pero al día siguiente la isla se quedó para nosotros y la familia que la regentaba. Ese día fue de lo mas relajante.
También fuimos a una de las islas atiborradas de chozas kunas, donde viven ellos (hay varias) y paseamos por sus estrechas callejuelas en busca de molas (artesanía propia de los kunas). La noche en la isla era mágica, sin ruidos, solo las olas y con una suave luz que dejaba ver las pequeñas islas vecinas. Magia, esa fue la sensación que sentí, una mezcla de miedo y felicidad difícil de expresar...
Finalmente volvimos a nuestro hotel de Pánama, donde habíamos dejado el equipaje y tras una buena cena a la que nos invitaron en un restaurante del centro de Panamá, tuvimos que hacer el equipaje y volver a España. Viaje para recordar!!!