Las playas del este, para mi gusto, son mejores que las del oeste. Son una infinidad de calitas de aguas transparentes y de un color turquesa impresionante. Pero en verano suele hacer mal tiempo y bastante viento.
Sin embargo, el último día fue como un regalo. El sol lució explendido y nos mostró las playas en su explendor. El hotel disponía de biciletas gratuitas, así que decidimos hacer un largo recorrido por la costa y daqrnos unos cuantos de baños en distintos puntos a modo de despedida.
Para finalizar nos encontramos con una ceremonia budista en una de las calas que me dejo perplejo por lo intimista y sencilla.
Ceremonia budista en la orilla de la playa
Nuestro habitual geko de todos los hoteles en que estuvimos
Aeropuerto de Dubai, escala tanto para la ida como para la vuelta.