Desde Marrakech, previo acuerdo con untour-operador contratado el día de antes, nos dirigimos a la excursión del Valle de Ourika hasta llegar a la población de Setti-Fatma.
En una cómoda Van emprendemos la marcha por un terreno árido y bastante llano, alejándonos de Marrakech. A unos cuantos kilómetros cambia el paisaje y entramos en el valle que en principio sorprende porque se aleja de la monotonía de la gran llanura. La primera parada es para ver como se fabrica el aceite de argan, interesante pero a la hora de hacer las compras vemos que los precios son astronómicos.
Continuamos hasta Setti-Fatma, un pueblecito bereber, interesante pero sin demasiadas pretensiones. A lo largo del viaje, que discurre junto al río Ourika, me llama la atención la cantidad de bares junto a la ribera y que en lugar de mesas y sillas tienen dispuestos sofás y sillones resultando cuando menos bastante curioso.
La subida a las cascadas de Ourika son todo un sacrificio, no es apto para cualquiera, sin embargo todo el mundo emprende la subida a través de rocas y mas rocas, fácil de caerse como al final ocurrió en la bajada por lo resbaladizo del terreno o más bien dicho de la roca.
Comida en la ribera, algo de tallin de pollo, nada espectacular y vuelta a Marrakech, parando para ver algunos paisajes y algunos pueblos bereberes a lo lejos enclavados en la montaña.
En general bien, las montañas del Atlas impresionantes, pero es una excursión que a mi gusto no tiene suficientes atractivos, diría casi que prescindible frente a las posibilidades de excursiones en Marrakech.
